CATRAL Y SU HOTEL

                                                EL HOTEL   
Erguido e insultante, hecho de orgullo y carcajadas muestra el perfil de sus plantas, y con atenta mirada, proyecta  su sombra sobre un polígono moribundo donde las naves precintadas con el polvo del tiempo, velan la paz del silencio.A sus pies, el azul del horizonte perfila dividido el recuerdo de su historia. A un lado la triste huerta quejosa y moribunda, dibuja  un lánguido colorido con piedras y cardos, en la otra parte crecen amontonados hierros y cemento.En medio, entre lo que era y lo que queda, se ha levantado ese hotel que dormita callado sobre un solar que fue herencia del Pueblo, entre las naves, la lacónica industria sumisa tambaleándose. Ya no se amontonan los coches junto a la acera, ya no desfilan a la hora del almuerzo, ni al salir a la comida. Los empresarios se van, y aquí nos quedamos repartiéndonos a tortas la ilusión  de  aquello que fue nuestro trabajo.Siete pilares lo soportan y un pueblo que calla lo mantiene, pero ahí está, con su atenta mirada como un panteón, levantado para que inmortalice lo que fue un gran sueño, El “Polígono”, y luce en su frente callado desafiando al viento, cuatro estrellas, y nos han dicho que dentro, hay piscina climatizada, gimnasio y no se cuantas cosas mas que además, nos van a costar menos dinero. Pero no soñemos, ¿Cuánto hemos pagado por lo que era nuestro?Ya solo vive en el recuerdo la ilusión de aquellos días, y al terminar  la escuela no buscan jugueteando los jóvenes su trabajo, en el polígono marchito apenas sus hojas se mueven con el viento para escribir su historia, apenas se le mira, se le olvida, se ha perdido la ilusión, ya no importan los puestos de trabajo.Tendremos que mirar atrás y contemplar en el recuerdo como las naves crecían, como el Polígono, envidia de otros pueblos, crecía y crecía, políticos con ilusión y sin sueldo lo mimaban y lo querían, pero eso, eso ya es historia. 

Y porque no, nademos inmersos en el mundo de los solares, del patrimonio, ¿es lógico que un pueblo viva sin guardar?, ¿que engañe en sus presupuestos?, ¿o no son impuestos con los que se grava a un pueblo los bienes que se venden?.

Se han privatizado o se han vendido, ya no los tiene el pueblo, pero si tiene  habitantes sumisos y callados, trabajadores que caminan al alba para realizar su trabajo, esos todavía están, y están esperando que algún día el político de turno, el que echa a volar sus promesas al viento cada vez que hay elecciones, se acuerden de ellos.

Y buscando, volviendo a mirar con pena y sin recursos hay jóvenes que votan, piden y casi imploran conseguir una vivienda, ¿no fue una ocasión cambiar el hotel por viviendas?

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