EL HUECO DE LOS BANCOS

jnhnhyu

Sin que te anunciara Juan, llegaste a nuestro pueblo entre vítores y aplausos de los vecinos, felices unos y desconfiados otros por la mala experiencia de tu  antecesor. Ya desde el principio, apagado, sin la bravura y sin el ímpetu de los anteriores, que cura mas blandito dijeron unos, cuando espabile veremos, dijeron otros, pero ha ido pasando el tiempo y ni lo uno ni lo otro.

Se te ve distraído, como un fuego apagado, como agua estancada sin movimiento, no se te entiende la misa, cuando empiezas a hablar, no se sabe, si empiezas o vas a terminar, das tantas vueltas que parece milagro que hables y hables, sin decir nada, mientras eres un lince para hacer obras que otros tiene que pagar.

Y no soy yo, el que se inventa esto, se ve escrito misa tras misa en los huecos de los bancos, se ve en el aburrido gesto de los que apenas interrumpen las sombras, ya desde hace tiempo, hay muchas personas que huyeron, que ocupan los espacios en otros bancos y otros tantos que al enterarse preguntan los horarios, porque les han dicho que allí se entiende la misa, que hay un cura que da gusto escucharlo.

No sé si es soledad, no sé si es sufrimiento, pero ese afán de llevarte las ermitas a tu templo, esa pasión con la que se ve que quisieras arrancar su historia con tus manos, el hacer de muchos años, la constancia que tiene la compañía fiel de su gente.

O acaso ¿son celos o envidias, EL ROSARIO DE LA AURORA, en el que cantan desde temprana hora  y desde hace muchos tiempos, LOS AUROROS, esos que con su voz y su esfuerzo, tejen con hilos de fe, el más bonito de los mantos?

Y porque no,  porque no contarte lo que sufren los niños hasta hacer su primera comunión,  los niños, esos pequeños traviesos fruto mimado  de  mujer,   esos pequeños que les alimenta  mas  el  cariño, que el comer,  su regalo es  la caricia del beso, el cariñoso abrazo, la mirada dulce que les haga sonreír, eso es su escuela, de ahí es de donde aprenden a querer, eso es lo que les llena el gigante hueco que les dio Dios al nacer, si así les enseñaras,  buscarían la palabra de tu Dios, tendrías repletos los bancos de la iglesia del señor, recordarían el regalo y no odiarían como hacen,  la enseñanza que para comulgar se les dio.

Pero que te importa a ti, si es mejor cristiano o peor, esos pequeños mocosos a quien arrulla el suave algodón, esos mimados  a quien sus padres les brindan tanto amor, a esos solo les hace falta  ponerles firmes, que sepan lo que es obediencia  y educación,  que sepan que para ser cristiano hay que venir a misa todos los domingos,  dar lo que le pida la iglesia, y lo que haga el cura da lo mismo ellos le deben obediencia y se acabo.

El niño que es niño pero no tonto, cuando le despiertan en la cama  para ir a misa,  dice siempre, a misa,  no,  que en misa no entiendo nada, que lo que dice el cura me aburre, que el cura se duerme, que siempre dice lo mismo, y que siempre pide lo mismo,  dinero para la casa del cura. 

A estos niños, en las misas, para mayor control le reservan la primera fila,  allí se les tiene cerca y se vigila mejor, y yo me pregunto, ¿el cura cuando acuden a catecismo, los tiene tan cerca y les da cariño y les habla de Dios?, ¿se acerca a ellos y les cuenta alguna historia brindándole confianza? ¿Les deja juguetear a su alrededor? ¿No es verdad que en catecismo es el cura el gran ausente,  que no es el cura sino otra gente quien controla, quien manda?  ¿Alguien cree que obligándoles  a aprender  un texto  de memoria, teniéndoles  bajo amenaza, de si no aprendes no comulgas, es un buen método para convencerles que es bueno ser cristiano?, humildemente creo que no. 

El niño crece, ya no es aquella o aquel, ya creciditos son, la mujer y el hombre, son los nuevos viajeros  del camino cristiano, son los que aprendieron a leer, los que escuchan el sonido del  aire de otras partes , los que piensan, los que no entienden como Dios nació de una mujer, los que sienten  el deseo de un roce del compañero o compañera, los que agradecen una caricia, y viajan de puntillas sobre la vida que es su novedad, los amigos, las amigas, le comentan:  oye, tenemos que ir a la iglesia para que nos preparen para confirmación.

Jesus,  tuvo los apostoles, sus grandes ayudantes, pero dicen los libros que él iba siempre con ellos, en la iglesia el cura poco dice, como máximo amenaza, a quien no esté preparado no recibe la confirmación,  y además tenéis que venir a misa todos los domingos para que os  vea yo,  ellos guardan silencio, ni una queja , pero van contando sumisos, semana tras semana, la pena que tienen que cumplir por esta sentencia que se les dicto, y esto lo comentan, y condensado, de su recuerdo no escapa, confirmando  esta promesa, después de la confirmación no voy mas a misa, y si me caso, no quiero misa ante Dios.

Y así terminan su sendero por la iglesia aquellos pequeños, que en bautismo lloraron por el agua, en la comunión terminaron hartos de la religión y en la confirmación juraron ante tu mismo cristo que la iglesia para ellos se acabo.

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